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AMBICIÓN ANCLADA EN TU ALMA

Hace unos años me atreví a hacerme una pregunta que hizo tambalear mi presente y mi visión de mi futuro. Por un instante me cuestioné si ESO que daba por sentado… realmente debía ser así.

Me permití correr un velo que había en mi visión y vislumbrar detrás.

¡Todavía siento en mi corazón la sensación de expansión al darme cuenta que había un mar inmenso de posibilidades disponibles si yo realmente creía en ellas!

Desde ese entonces, con mi pareja, tomamos una decisión que cambiaría nuestro futuro como familia.

Lo que no sabíamos era que nos estábamos metiendo de lleno en una maestría emocional, mental, espiritual y física.

Que estábamos diciendo SI a un proceso que ha durado dos años y que nos ha transformado por completo.

Recuerdo que en aquellos momentos tuve en claro que, si realmente quería alcanzar ese sueño, debía convertirme en una versión más elevada de mi misma, como madre, profesional y persona.

¿En quién tengo que convertirme para que esto sea posible? Me pregunté.

Y las respuestas aparecieron una a una, paso a paso.

  • Hemos escalado un Everest decidiendo hacerlo desde la gratitud, la dicha y la esperanza.

Eso nos ha supuesto detectar con suspicacia cada vez que nos colocábamos en víctimas, que entregamos el poder afuera, que nos zambullíamos en la desazón.

Nos parábamos, sacudíamos y volvíamos a empezar.

  • Tuvimos que aprender a respetar cuando el otro caía en su vulnerabilidad y sentía que era imposible seguir adelante.

Sostener desde el amor, mirar bien fijo a los ojos llorosos, a los gritos de impotencia, a la tristeza de la rendición.

Y tender un hombro, levantarlo y sostenerlo paso a paso hasta que se sintiera de nuevo firme… para que tres metros más arriba y adelante cayera el otro y fuera un volver a empezar recíproco.

  • Tuvimos que cortar con todos las amarras de personas que nos intentaban mantener en una realidad que ya no era lo que anhelaba nuestros corazones.

Aprendiendo a marcar límites con firmeza y amor, a negociar y comprender a quien intentaba herirnos.

  • Tuvimos que sostener el llanto de nuestros hijos y tragar saliva con el dolor de la impotencia de ver sufrir a un ser amado.

Guardamos nuestro rencor e ira transmutándola en aceptación y rendición.

Y seguimos adelante, celebrando cada micro paso. Abrazándonos, sonriendo, soñando, creyendo.

  • Creímos en nosotros mismos y en el Universo que nos acompaña en cada paso aún cuando la realidad externa no reflejaba esa contención.

Seguimos adelante viendo más allá de la ilusión.

Y cuando, finalmente, llegamos a la cima del Everest: desaparecieron nuestras herramientas y en frente nuestro solo quedó un abismo infinito.

No podíamos volver.

No podíamos seguir.

¿Acaso había sido todo en vano? Sentía que se abría un pozo en mis pies que me llevaba hacia adentro.

Y aun así, en esa desilusión, sentir en lo profundo de nuestros corazones que el proceso de transformación había valido el esfuerzo. Porque habíamos llegado a la cima siendo otros.

Habíamos cambiado.

Y solo con esa valentía y convicción, le habíamos dado una lección maravillosa a nuestros hijos.

Cuando todo parecía perdido… vimos que podíamos llegar a la montaña de enfrente construyendo un puente.

Ese puente se llamó lazos, sostén, apoyo, amor, solidaridad, ayuda.

Ese puente se llamó rendirse a la vulnerabilidad y dejarnos sostener por el Universo en la maravillosa expresión del amor.

Y cuando nos atrevimos a cruzar por el puente conmovidos hasta las lágrimas por toda la contención que habíamos sentido… volvió a desintegrarse el camino.

Estábamos cayendo… y solo quedaba abrir los brazos y atreverse a volar.

  • Frente a todo obstáculo, impedimento, amarra o barrera… la convicción profunda de seguir adelante
  • Frente a todo miedo, intención de control, enojo, impotencia y dolor… la certeza de sentirnos amados y cuidados
  • Frente a todo pensamiento de porquería que nos torturaba día a día tratando de convencernos de volver… el anclaje profundo en la fuente de prosperidad que reside en el corazón de cada uno de nosotros.

 

Y las alas salieron del centro de nuestros pechos…

del centro de nuestro plexo solar,

 del centro de nuestro poder personal.

Jamás me hubiera imaginado que era capaz de transformar, gestionar, atravesar y transmutar las emociones, pensamientos, situaciones y problemas que hemos pasado durante los últimos dos años y en especial, los últimos meses.

Hoy siento que me he convertido en la persona que debía ser para que esta realidad se anclara en la tierra.

En mi corazón solo hay gratitud, orgullo, conmoción, alegría, amor y confianza infinita.

Y quería compartirlo con vos, porque hace un tiempo te dije que iba a estar ausente unos meses de las sesiones 1:1, porque quería dedicar mi energía disponible para este proceso.

Y hoy quiero agradecerte por tu contención, por tu cariño, por tus palabras de apoyo y por esperarme.

Aquí estoy… más anclada en mi ser que nunca. Feliz de volver a acompañarte en los procesos 1:1 para que vos también puedas alzar el vuelo hacia tus sueños más poderosos.

He regresado más liviana, feliz y expansiva para darte la mano y que levantemos vuelo juntas.

Vuelvo con un programa de mentoría personalizado 100% para profesionales conscientes que quieren convertir a sus negocios en un verdadero canal divino en esta tierra y convertirse en líderes espirituales ancladas en su verdad interna y el fuego de su alma.

Hoy quería compartirte que he regresado y he abierto 5 cupos de este programa personalizado hasta marzo 2023. Solo trabajaré 1:1 con  5 mujeres y vos podes ser una de ellas por ser parte de mi comunidad vip.

Descubre acá los 8 pasos que daremos juntas en la mentoria TU NEGOCIO ES UN CANAL DIVINO.

Cualquier duda o consulta ya sabes que aquí estoy.

Fuerte abrazo

Con amor

Lore